La causa más común de una mandíbula fracturada o dislocada es un accidente o un traumatismo que involucre un golpe a la cara. Este puede ser el resultado de un accidente en vehículo motorizado, un accidente industrial, una lesión recreacional o deportiva u otro tipo de accidente. También puede ocurrir a consecuencia de un asalto. La meta del tratamiento es el alineamiento adecuado del hueso de la mandíbula, de manera que los dientes superiores e inferiores ocluyan normalmente. A menudo se requiere de cirugía en el caso de fracturas tanto moderadas como severas, para alinear e inmovilizar el hueso de manera que pueda sanar.
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