La lesión de segundo grado es un desgarro parcial, en el que no hay un extremo firme cuando se presiona la articulación, mientras que la de tercer grado consiste en un desgarro completo del ligamento. Se debe realizar un examen físico para evaluar el alcance del daño. Entre los exámenes que se pueden hacer se encuentran el IRM o una radiografía de la articulación.
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