El feto crece y se desarrolla debido a la alimentación recibida de la madre a través de la placenta. Junto con los nutrientes, cualquier toxina que se encuentre en el cuerpo de la madre puede ser enviada al feto. Con frecuencia, estas toxinas dañan los frágiles órganos en desarrollo del feto. Según los órganos que se ven afectados, los efectos a largo plazo pueden ser graves e incluir problemas mentales como retraso y convulsiones.
Se recomienda utilizar los navegadores IE9 o superior, Firefox o Google Chrome para visualizar mejor los contenidos de A.D.A.M.