En el procedimiento de un pielograma intravenoso (PIV) se inyecta al paciente un medio de contraste radio-opaco y se toman radiografías a medida que el medio de contraste se desplaza por el tracto urinario. Este procedimiento se realiza para confirmar la presencia de cálculos renales, aunque algunos de éstos son demasiado pequeños para verse.
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