Los abscesos hepáticos pueden tener diversos orígenes, incluye una infección sanguínea, una infección abdominal o una lesión abdominal que se haya infectado. Las bacterias infecciosas más comunes son E coli, enterococo, estafilococo y estreptococo. El tratamiento consiste generalmente en una combinación de drenaje y de terapia antibiótica prolongada.
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