El consumo excesivo de alcohol tiene un efecto tóxico directo en las células del músculo cardíaco. Este músculo se debilita y no puede bombear la sangre eficientemente. La falta de flujo sanguíneo afecta todas las partes del cuerpo, ocasionando un daño a múltiples tejidos y sistemas orgánicos. Además, el alcohol puede dañar directamente el hígado.
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