Menos de una cuarta parte de todas las protuberancias mamarias resulta cancerosa, pero puede ser difícil diferenciar la enfermedad mamaria benigna del cáncer. Por eso, los profesionales de la salud deben examinar todas las protuberancias mamarias. Los exámenes por imágenes, como la mamografía y el ultrasonido, pueden ser necesarios con fines de evaluación.
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