Es una enfermedad en la cual el cuerpo tiene una respuesta grave e inflamatoria a bacterias u otros microorganismos.
Septicemia; Síndrome séptico; Síndrome de respuesta inflamatoria sistémica; SRIS; Shock séptico
Los síntomas de la sepsis no son causados por los microorganismos en sí. En vez de esto, los químicos que el cuerpo libera causan la respuesta.
Una infección bacteriana en cualquier lugar del cuerpo puede activar las respuestas que conducen a la sepsis. Los sitios comunes donde una infección podría comenzar incluyen:
En personas hospitalizadas o que recientemente fueron dadas de alta del hospital, los sitios comunes de infección incluyen las vías intravenosas, las heridas quirúrgicas, los drenajes quirúrgicos y los sitios de ruptura de la piel, conocidos como úlceras o úlceras por presión.
Las sepsis comúnmente afecta a los bebés o a los adultos mayores.
En la sepsis, se presenta una caída de la presión arterial, ocasionando shock. Los sistemas corporales y órganos principales, entre ellos los riñones, el hígado, los pulmones y el sistema nervioso central pueden dejar de funcionar apropiadamente debido a una circulación insuficiente.
Un cambio en el estado mental y la respiración muy rápida pueden ser los primeros signos de sepsis.
En general, los síntomas de sepsis pueden incluir:
El proveedor de atención médica examinará a la persona y le hará preguntas acerca de la historia clínica.
La infección se confirma a menudo por medio de un examen de sangre. Sin embargo, es posible que este examen no revele infección en personas que han estado recibiendo antibióticos. Algunas infecciones que pueden causar sepsis no se pueden diagnosticar por medio de un examen de sangre.
Otros exámenes que se pueden hacer incluyen:
A una persona con sepsis la hospitalizan por lo general en una unidad de cuidados intensivos (UCI). Los antibióticos usualmente se administran por vía intravenosa (IV).
Otros tratamientos médicos incluyen:
La sepsis a menudo es potencialmente mortal, sobre todo en personas con un sistema inmunitario debilitado o con una enfermedad prolongada (crónica).
El daño causado por una disminución en el flujo sanguíneo a órganos vitales como el cerebro, el corazón y los riñones puede tomar tiempo para mejorar. Puede haber problemas a largo plazo en estos órganos.
El riesgo de sepsis se puede reducir al recibir todas las vacunas recomendadas.
En el hospital, el lavado cuidadoso de las manos puede ayudar a prevenir las infecciones adquiridas en los hospitales que llevan a que se presente sepsis. El retiro oportuno de las sondas vesicales y las vías intravenosas cuando ya no se necesiten también puede ayudar a prevenir infecciones que conducen a la sepsis.
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